6.000 caballos y un ejército tan numeroso como la arena de la
orilla del
mar; y acamparon en Mikmás, al este de Bet Avén.
6 Cuando los hombres de Israel se vieron en peligro, porque se les
apretaba de cerca, se escondió la gente en las cavernas, los
agujeros, las
hendiduras de las peñas, los subterráneos y las cisternas.
7 Algunos hebreos pasaron también el Jordán al país de Gad y Galaad.
Saúl estaba todavía en Guilgal y todo el pueblo temblaba junto a él.
8 Esperó siete días conforme al plazo que Samuel había fijado, pero
Samuel no llegó a Guilgal y el ejército se desbandó, abandonando a Saúl.
9 Entonces Saúl dijo: «Acercadme el holocausto y los sacrificios de
comunión», y ofreció el holocausto.
10 Acababa él de ofrecer el holocausto, cuando llegó Samuel, y Saúl
le salió al encuentro para saludarle.
11 Samuel dijo: «¿Qué has hecho?» Y Saúl respondió: «Como vi que
el ejército me abandonaba y se desbandaba, que, por otro lado, tú no venías
en el plazo fijado, y que los filisteos estaban ya concentrados en Mikmás,
12 me dije: Ahora los filisteos van a bajar contra mí a Guilgal y no he
apaciguado a Yahveh. Entonces me he visto forzado a ofrecer
el
holocausto.»
13 Samuel dijo a Saúl: «Te has portado como un necio. Si hubieras
cumplido la orden que Yahveh tu Dios te ha dado, entonces Yahveh hubiera
afianzado tu reino para siempre sobre Israel.